miércoles, 14 de octubre de 2009

La culpa es del propio hombre

En Si la cosa funciona Woody Allen viene a decir que la mayoría de ideologías o creencias que han ido naciendo a lo largo de la Historia eran positivas en su esencia. Estoy de acuerdo con el director judío, el cristianismo, el comunismo, el liberalismo económico, por poner tres ejemplos, tienen principios que a casi todos contentan. Ya digo, al menos en el papel no son anómalos, después todo es discituble.

Entonces ¿por qué no han funcionado con total eficacia? Woody Allen da en la clave: el hombre no se comporta con una ética estricta durante toda su vida. El ser humano está siempre al borde del acantilado de la corrupción.

En Valencia Ricardo Costa y los suyos pensaron que los favores empresariales otorgados a cambio de beneficios personales y de partido no saldrían a la luz por una sola cosa: veían normal lo que hacían, pensaban que sus cargos, aparte de las responsabilidades que conllevan, les ofrecían cierto poder que les situaba por encima del resto de mortales. Al menos uno puede sacar una conclusión: la democracia sirve para extirpar los órganos cancerígenos del sistema, pese a sus incorrecciones y sus incongruencias.

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