lunes, 9 de noviembre de 2009

La alargada sombra del muro



Las diferencias, sobre todo económicas, entre los estados del Este y del Oeste fracturan Alemania 20 años después de su unificación


Alemania aún deberá seguir haciendo gala de su conocida tenacidad para conseguir ser una nación realmente unificada. Con todo, la figura de la actual canciller alemana Ángela Merkel podría significar la relativa normalidad que vive el país hoy en día.


Nacida en Leipzig, una pequeña ciudad que apenas supera el medio millón de habitantes situada al este de Alemania y a 188 kilómetros al sur de Berlín, Merkel se dedicaba a la Física en 1989 y fue por ese tiempo cuando tuvo sus primeros flirteos con la política. 20 años después es la mujer que dirige las riendas de la locomotora europea tras su reciente segunda victoria en las urnas.


Sin embargo, y pese a que esto podría suponer un ejemplo más de la igualdad que vive el país, la realidad sigue ofreciendo una imagen bien distinta. Las diferencias entre los `ossys´ (estados del Este) y los `wessys´ (los del Oeste) siguen siendo notables y en la parcela económica es donde se confirma esta afirmación.


En la actualidad, la población de los cinco antiguos estados comunistas percibe un 20% menos en su salario que la de los territorios occidentales. A su vez, las pensiones de los jubilados en el Este son entre un 15% y un 20% inferiores a las del Oeste y además, el PIB per cápita de la Alemania oriental equivale a un 70% del de la parte occidental. Es simple, los teutones ricos y que gozan de un mejor nivel de vida son los de la antigua República Federal Alemana (RFA) y los más desfavorecidos los de la extinta República Democrática (RDA).


Pero las diferencias no cesan aquí. Tras la caída del muro, el Este del país se ha ido convirtiendo en una zona despoblada y envejecida mientras que el Oeste se ha ido renovando con los jóvenes que cada año emigran hacia allí. Según la Oficina Federal de Estadística alemana, el año pasado 136.500 habitantes abandonaron los landërs orientales.


Ante esta situación de notable desigualdad y para intentar corregir los desequilibrios económicos, el ex-presidente Helmut Kohl creó el `Impuesto de la Solidaridad´, una partida económica anual de 30.000 millones de euros para sufragar la renovación de los antiguos territorios soviéticos, donde en la actualidad la media del paro alcanza el 12%, en contraposición al 8% que se registra en los estados occidentales. De ahí que algunos expertos en la materia auguren que serán necesarios aún 10 años para que se restablezca la igualdad en la balanza financiera en Alemania.

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